miércoles, 27 de abril de 2011

Especial “Copa del Rey”. Primera parte: Viaje a Valencia

A pesar de la experiencia que dan los años, empiezo el día algo más nervioso de lo habitual. Hoy es un día especial. Los dos móviles suenan al unísono a las ocho de la mañana. Es curioso, no recuerdo haberlo hecho a propósito, pero la verdad es que suenan los dos en el mismo instante.
El primer café, más que nada para disimular el sabor del Danacol©, y a la ducha.
Ayer por la noche ya dejé preparada toda la documentación del tren junto a todo lo necesario para un largo, intenso y excitante viaje. Además, hice un hueco específico en el maletín para rellenarlo de ilusión a mi regreso. A pesar de cómo se sucedieron los acontecimientos, aquel hueco se me hizo pequeño.
Como decía, hoy es un día especial.
Hace un mes que mis Jefes me designaron para realizar un servicio muy especial. Un tren que iba a romper barreras sobre lo ya conocido. Sería la primera vez… de muchas cosas.
Por primera vez, un tren de Media Distancia iba a realizar un Tren Chárter a la Final de la Copa de SM El Rey, por primera vez, un tren de Media Distancia iba a realizar un servicio directo a la ciudad de Valencia, y por primera vez, una flamante Unidad S-449 iba a prestar servicio con viajeros entre Barcelona y Valencia. Bueno, una no, dos acopladas en doble tracción.

449014+449016 en el Depósito de SAC
A las 10 de la mañana ya estaba en el Depósito de Sant Andreu Comtal (SAC). Allí me esperaba un Jefe de Maquinistas que me iba a acompañar durante toda aquella jornada. Una vez en el Depósito, nos hicimos cargo de ambos vehículos, los 014 y 016 de la S-449. Parte del personal de limpieza estaba dando los últimos repasos por el interior, mientras otros iban colocando de manera minuciosa los reposacabezas diseñados para la ocasión. Mientras tanto, fui revisando y comprobando el funcionamiento de todos los equipos de a bordo: Megafonía, climatización, WC’s, puertas... a la vez que los sistemas automáticos del tren procedían a realizar el “Autotest”.
Reposacabezas especiales para la ocasión
Faltaban casi dos horas para salir hacia Sants. Todo estaba correcto, por lo que mi compañero y yo nos fuimos a comer algo antes de dar el tren dispuesto. No sabíamos cuando ni donde podríamos comer… así que, quisimos aprovechar la espera. Por si acaso.
A las 11:45, ya estaba en cabina del tren. Tenía toda la documentación, la Hoja de Ruta, el BCF, y el número del tren. El 39884/85 desde SAC a Sants, y desde allí hasta destino, el 10549. La hora de salida oficial de SAC era a las 12:03.
Puse el tren a disposición de Circulación poco antes de su hora.
A las 12:00 recibí la Orden de Marcha, y empezó una aventura que difícilmente olvidaremos. A las 12:15 entrábamos en la Estación de Sants.
Allí nos esperaban, en el andén de la vía 12, un grupo números de empleados de Adif y de Renfe. Me señalaban el punto de estacionamiento exacto, con tan mala fortuna que, cuando me dieron la orden de parada, el captador del Asfa quedó encima de la baliza previa. Una simple anécdota, que, afortunadamente fue la única durante el resto del servicio. Para que os hagáis una idea, tanto la baliza como el captador miden apenas 50 ctms… ¿imagináis lo difícil que debe ser hacer coincidir ambos elementos? Os aseguro que si lo quiero hacer a propósito, de cada 100 veces, me sale una. Cómo digo, fue una simple anécdota. Uno de mis Jefes reía mientras me decía aquello de “Vaya puntería tienes, ¡a ver si el Barça hace lo mismo!”
Para entonces, ya iban bajando las escaleras los clientes del tren. Un nutrido grupo de más de 200 aficionados y aficionadas del FC Barcelona que, ataviados con infinidad de camisetas, bufandas, banderas y bolsas, iban accediendo a sus respectivos asientos. Todos llevaban unas bolsas de un diario deportivo a medio llenar de obsequios y recuerdos.
Tal como accedían, fui intercambiando algunas palabras con los más cercanos a la cabina. La ilusión con la que comentaban la experiencia alimentaba la mía propia. Había muchos jóvenes, pero también personas de avanzada edad, y familias con niños y niñas que no superaban los diez años. Una mezcla sorprendente.
A las 12:30 ya habían subido todos al tren. Yo permanecía en el andén junto a mis Jefes comentando las últimas novedades. Nada destacable. En aquel momento aparecieron las dos chicas de la organización que nos acompañarían durante todo el servicio. “Tren cerrado”, me dijeron.
A las 12:31, cerramos las puertas, “reparamos” el error de la anécdota ya citada, y ofrecí el tren dispuesto por viajeros a Circulación. Se acercaba la hora de salir.
A las 12:33 emprendíamos la marcha. Justo en su horario oficial. La hora prevista de llegada a Valencia Estació del Nord era las 16:08. Teníamos por delante 3 horas y 35 minutos… y 355 kilómetros.
Camino de Valencia
Poco a poco fuimos cogiendo velocidad. Algo inferior a la que yo había previsto, pero, cómo 8 minutos antes que nosotros había salido otro especial con dos “Patitos” acoplados, pensé que íbamos a la distancia de este. No era así. Al paso por Castelldefels, adelantamos un Civia de Rodalíes sin servicio que se dirigía al Taller de Vilanova. A partir de aquí, sí. Ya fuimos cogiendo una velocidad adecuada a la marcha.
Se había corrido la voz del paso de las 449 por la línea del Sur. Cómo decía, nunca antes se había prestado servicio con estos vehículos hacia Tarragona. Menos aún a Valencia. Al “enterarse” de esta circunstancia tan especial, eran varios los aficionados al ferrocarril que esperaban el paso del tren para inmortalizarlo con sus cámaras de fotos. Incluso, como ya comentaré, a altas horas de la madrugada, ya de regreso.
Pasamos por Vilanova con cierto retraso, tan solo dos o tres minutos. Por S. Vicenç manteníamos el mismo retraso, seguramente por las reducciones de velocidad a causa de las obras en varias estaciones. Y por Tarragona ya habíamos recuperado el tiempo, incluso circulábamos algo adelantados. El paso previsto era a las 13:33, y el paso oficial, a las 13:31. Al paso por Tarragona también había quienes nos saludaban y hacían fotografías… incluso algún compañero mío al que reconocí (y me debe una foto). En una de las vías de “Playas”, había también una composición en doble de dos S-449. Este material estaba situado allí para, en caso de incidencia del mío, salir a “socorrernos” (relevo del material en caso de avería). Afortunadamente no fue necesario.
A partir de aquí, nos adentramos en el tramo de vía única que no abandonaríamos hasta después de Vandellós.
Desde Tarragona, los horarios de paso fueron disminuyendo paulatinamente: Salou 13:41 (-4 minutos), Hospitalet de l’Infant 13:51 (-6), L’Ametlla 14:00 (-7), L’Aldea 14:08 (-10)…  y a partir de aquí, fuimos ganando tiempo hasta el paso por Castellón a las 14:57, con 15 minutos de adelanto sobre el horario oficial. Realmente el viaje se hizo muy cómodo y rápido. Sobre todo, teniendo en cuenta que desde Vandellós hasta Valencia, la velocidad máxima era la propia del tren, 160 Km/h, salvo un tramo de 4 kilómetros a 155 Km/h, y los últimos 5 kilómetros desde El Cabanyal a Valencia.
Desde Castellón, debido a que circulaba un tren de Cercanías entre el Alvia y el mío, no pudimos bajar los tiempos de la marcha, llegando a Valencia a las 15:58, con 10 minutos de adelanto.
La llegada a Valencia Estació del Nord
Ya estábamos en Valencia.

Especial “Copa del Rey”. Segunda parte: Valencia

La llegada del tren fue espectacular. El andén de la vía 21 estaba poblado de personal de Adif y Renfe, algunos Medios de Comunicación, Maquinistas a los que le podía la curiosidad y fotógrafos. Muchos fotógrafos.
Llegada a Valencia Estació del Nord
Poco a poco, la afición del Barça fue llenando cada uno de los pasillos de la Estación. Los que habían llegado en mi tren se juntaban con los que pocos minutos antes habían estacionado en las vías 4 y 5 de aquella vieja pero preciosa Estación. Al pasar a la altura de la cabina, algunos nos felicitaban por el trayecto… incluso por haber llegado unos minutos antes de lo previsto. Las chicas de la Organización también. Estuvimos unos minutos comentando el viaje, y cerrando los preparativos para el regreso. Tras hablar con los responsables de la Estación, acordamos que la vía de salida sería la misma, vía 21, y que el tren ya estaría dispuesto antes de las 00:30h.
La colorida fila de aficionados se iba disipando entre las grandes puertas de la Estación, mientras yo me disponía a realizar la maniobra de apartado del material. Apartamos el vehículo en el escape de la vía 21/22, y allí nos aguardaba el personal de limpieza y los encargados de rellenar de nuevo las máquinas de autovending de bebidas de ambas unidades. A las 16:30 ya estaba de nuevo en la Estación con mis compañeros. Allí mismo me proporcionaron el localizador del Hotel, y cogí un taxi para descansar un rato antes de ir al partido. La noche se preveía larga.
Durante el trayecto vimos como unas nubes bajas y grises amenazaban con lluvias. Nada más lejos de la realidad. La ciudad de Valencia estaba radiante bajo un sol traicionero. Muchos, empezando por mí, no sabían si ponerse la chaqueta o llevarla en la mano. Yo opté por lo primero. La temperatura superaba en poco los 20 grados, pero siempre me ha incomodado llevar la americana en los brazos.
En la misma plaza de la Estación accedí al primer taxi que esperaba. “Al Hotel Tryp Almussafes”, le dije. Primera sorpresa: el taxista no tenía ni idea de dónde estaba. Preguntó a través de la radio y la respuesta fue, al menos, intrigante: “es el qué está en el Polígono de la Ford”. Efectivamente. El Hotel estaba en mitad del Polígono de la fábrica de Ford, a unos 25 minutos de la Estación, y 28 euros de distancia.
El Hotel se componía de dos plantas, con unos largos pasillos enmoquetados en color anaranjado. La recepcionista me entregó la tarjeta después de decirle que estaría tan solo unas horas para descansar. Ella se había empeñado en relatarme las delicias del desayuno…
Subí a la habitación, y, casi sin mediar acción alguna, me tiré sobre la cama para intentar dormir al menos un par de horas. En la TV, Patricia Conde, de SLQH me sonreía pícaramente. Me dormí. A las 19:30, sonó la alarma, di un salto y a la ducha de cabeza. Cuando acabé, y como es habitual en mi – no sé si es delito -  me guardé todas las chorraditas del baño. Además, era una promoción de L’Oreal, y casi todo, cremas para hombre y una mascarilla para rizos. Todo a la maleta. Debo sufrir una especie extraña de cleptomanía, pero siempre acabo llevándome las cositas de los baños.
Cuando puse en marcha el móvil, un sms de mi compañero me avisaba de que me esperaba en la Recepción para volver a Valencia. Bajé y le dije que no llamara a ningún taxi. El mismo taxista que me había llevado ya se me ofreció para recogerme a las 20:00. Así fue. Salimos a la terraza del Hotel, y ahí estaba él con su taxi.
Ya en Valencia, fuimos a cenar al Riviera (poca broma para los catalanes que conocéis, aunque sea de oídas, el “otro” Riviera). Mi compañero había quedado con unos amigos de Valencia, así que cené solo. Y deprisa.
Unas verduras a la brasa sin ningún tipo de salsa, y un solomillo al Roquefort. Mucha agua, y dos o tres cafés.
De allí… a disfrutar de un partido, al menos intenso.
Por razones obvias, me saltaré el encuentro. Todos y todas fuisteis testigos de un gran encuentro, a base de fuerza e intensidad… que ganó el Real Madrid por un destellazo de calidad de su jugador franquicia. 0-1 y la Copa del Rey que regresaba a Madrid después de 18 años. Para que os hagáis una idea, quitaros 18 años de encima, y recordar qué hacíais, dónde estabais… ha llovido mucho, eh???
Nada más marcar el Madrid, me fui corriendo hacia la Estación. No porque marcase el Madrid, que también, si no porque tenía el tiempo justo para preparar el tren, sacarlo de la vía de escape y situarlo en la vía de salida. La prórroga trastocó los planes del dispositivo de Renfe, pero, era una situación previsible. No pude ver el final del partido… pero tampoco me perdí mucho.
Tren situado en vía 1 de Valencia EN
A las 00:15, ya estaba dispuesto para iniciar la maniobra sobre la vía 21. Por alguna causa que desconozco, la vía 21 estaba ocupada por una composición de Cercanías (S.447), por lo que, tras consultarlo con los responsables del dispositivo, decidimos situar el tren de salida en la vía 1. Hice la maniobra de la vía de escape a la vía 21, de ahí, de nuevo a la señal de maniobras de la vía general, y regreso a la vía 1. A las 00:40, el tren 10458 ya estaba dispuesto en la vía 1. El personal de la organización se hacía cargo del check-in a la entrada, y… a esperar.
La hora prevista de salida era la 01:25, aunque se dispuso un tiempo extra a causa de la duración del partido.
No tardaron en aparecer caras tristonas por las puertas de los andenes. Aquellos mismos jóvenes, padres, abuelos y abuelas que hacía 13 horas que habían salido de Sants iban un tanto decepcionados, aunque la impresión no era de tristeza. Era una sensación rara. Todos decía lo mismo, “ahora a por la Champions”. La Estación se volvió a llenar de color azulgrana con las banderas recogidas, pero con un colorido extraordinario. “Lástima”, pensé.
Todos iban buscando su tren. Algunos despistados insistían en ir a la vía 21, otros, no sabía cuál era su tren, y un señor ya entrado en años, iba vía por vía, anduve por andén buscando a su hijo. Iban en trenes distintos, pero el hijo se había llevado su billete de vuelta. Al final apareció y no hubo más problemas.
Última revisión del material. Todo en orden.
A la 01:45, me comunican desde Circulación que la salida está prevista para las 02:00. Habló con la organización, y me comentan que tan sólo faltan 3 personas: una pareja y un reportero. Aprovecho para tomarme el último café del día.
Poco después, aparece la pareja. Se habían ido a la Estación de Joaquín Sorolla… justo dónde se encontraba toda la afición del Real Madrid. Se dieron cuenta enseguida, supongo. Y, a las 01:55 apareció totalmente agotado y sin resuello el reportero que faltaba. Ya estábamos todos.
Lo comuniqué a Circulación, dando el tren dispuesto por viajeros, y a las 01:58, emprendimos el camino de regreso a Barcelona. Nos quedaba por delante poco más de tres horas de viaje.

Especial “Copa del Rey”. Tercera parte: Regreso a Barcelona

Salimos de Valencia con la misma ilusión que lo hicimos desde Barcelona. A pesar de las circunstancias, que diría aquel.
El camino estaba despejado. Los dos trenes especiales que nos precedían habían salido 10 y 15 minutos antes. Una vez que salimos de El Cabanyal, empezamos a coger velocidad, alcanzando los 160 Km/h, para poder recuperar parte del tiempo empleado durante la espera de los clientes.
Estos mantenían una serenidad pasmosa. Una mayoría empezó a acomodarse para dormir durante el trayecto. Por las cámaras de seguridad observábamos que la tranquilidad era absoluta. Decidí rebajar la iluminación interior al 50%, y seguro que lo agradecieron. Las caras adormiladas – y otras completamente dormidas – era lo único resaltable del viaje de regreso.
El paso por Castellón fue a las 02:47 (+31). Durante el trayecto de Castellón a Ulldecona, adelantamos a dos trenes de Mercancías por el Bloque Banalizado. Saludamos a ambos con un fuerte pitido, e imagino que aún se estarán preguntado que tren era aquel que apareció de la nada a esas horas de la madrugada.
Alcanzamos L’Aldea a las 03:25 (+21), y Vandellós a las 03:39 (+19).
En aquellos momentos, tan solo unas imágenes perturbaron la tranquilidad existente en el tren. A través de las cámaras de seguridad pudimos observar cómo algunos de los Agentes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad abandonaban su puesto, y se dirigían hacia el coche 3 de la composición de cola. Uno de mis compañeros llamó al responsable de esa composición y nos explicó que sucedía: un joven se había caído al salir del WC, y otro sufría extraños mareos cuando se incorporaba de su asiento. No parecía nada grave, y tras consultarlo, se nos ordenó seguir la marcha prevista. No obstante, se solicitó asistencia médica a la llegada a Barcelona.
Llegamos a Tarragona. Una maniobra con un tren de Mercancías en la Estación de Clasificación, nos hizo detener durante unos 10 minutos. Habíamos “corrido” demasiado, y no nos esperaban tan pronto. Enseguida reanudamos la marcha, llegando a Tarragona a las 04:08 (+26). Allí efectuamos una parada breve para que descendiera uno de mis compañeros y se hiciera cargo de los vehículos S-449 de reserva que se habían situado la mañana anterior. Había que llevarlos a Barcelona. Salimos ya hacia el último tramo, y, de nuevo la tranquilidad era la tónica del viaje. En punta de andén de Tarragona, de nuevo, un fotógrafo esperaba para inmortalizar el paso de los vehículos. “Hay que tener valor”, comenté en voz alta, a la vez que le saludé con la mano… y con un breve toque de silbato.
A las 04:19 (+24) pasábamos por Sant Vicenç. Otro fotógrafo. Este estaba situado al principio del andén principal. Tenía su trípode y todo.
Faltaba menos de media hora para que empezara a circular el primer tren de Rodalíes de la R2Sud, el “Vilanova” de las 04:42. Había que pasar delante… y así fue. A las 04:28 (+23) pasábamos por Vilanova i la Geltrú.
Luego, ya íbamos devorando los últimos kilómetros. Nuestros clientes se iban levantando, hablaban unos con otros. Algunos miraban por las ventanillas tratando de averiguar dónde estaban, otros optaban por terminarse los últimos bocadillos que llevaban en sus bolsas. Y alguno llamaba por teléfono, supongo que avisando de la llegada ya inminente a Barcelona.
Por la megafonía del tren avisábamos de la hora prevista de llegada. La organización agradecía la “confianza” de sus clientes, y a su vez, daba las gracias también a Renfe por las comodidades del servicio y lo “bien que había salido todo”. Una de las chicas me comentó que cuando le dijeron que iban a ir en un Regional, le vino a la cabeza un tren viejo, destartalado, incómodo, sucio… y que se había llevado una muy grata sorpresa. Se lo agradecí, a la vez que le pregunté cuanto hacía que no viajaba en tren. Ambas sonrieron.
Llegada a Sants. Tranquilidad total y... servicio finalizado
A las 04:54 (+19) entrábamos en la vía 12 de Barcelona Sants. En el andén esperaban los Servicios Médicos solicitados, y ya empezaba a verse movimiento de clientes por todos los andenes de la Estación. Mientras la marabunta azulgrana volvía a ser engullida por las puertas de salida del andén, mi compañero y yo acompañamos a las chicas de la Organización para interesarnos por los dos clientes afectados. Cómo se preveía, nada de gravedad. Uno de ellos un golpe en el brazo sin más importancia, y el otro parecía tener una bajada de tensión. Enseguida los propios Servicios Médicos les atendieron sin necesidad de mayores atenciones.
Nos dirigimos, mi compañero y yo, de nuevo hacia la cabina, mientras observábamos que algunos clientes aprovechaban para “recoger” algunos reposacabezas de recuerdo de aquel viaje. A las 05:10, el material estaba ya completamente vacío y dispuesto para retirarlo al Depósito de SAC.
Faltaba el último tramo, pero los servicios de Renfe habían finalizado con toda la normalidad, y sin ningún tipo de incidencia.
A las 05:30, ya estaba entrando en el Taxi camino del Hotel. Allí, en la vía 6-II había dejado dos vehículos que habían hecho historia. Una pequeña historia, muy pequeña, pero que para mí, fue, ha sido, una experiencia inolvidable. El 014 y el 016 ya forma parte de mi historia ferroviaria…
05:45 horas del día 21 de abril de 2011. Tras 19 horas y 15 minutos desde que empecé esta aventura, me disponía a meterme en la cama, sin relojes, sin alarmas, sin llamadas… y a pesar de esto, me costó conciliar el sueño. ¿Por qué sería?

Especial “Copa del Rey”. Conclusiones: Agradecimientos


Se me hace raro acabar este relato con una retahíla de agradecimientos. Pero, si lo hago es porque hay muchas personas que se lo merecen… empezando por aquellos que confiaron en mí para realizar este Viaje, con mayúsculas. Y siguiendo por quienes vivieron con la misma intensidad que yo, el antes, el durante y el después del Viaje, a @adelinaps, @rainfalldown, @tiflonet, @TomasEsteban11… y muchos más que no nombraré para no dejarme alguno, pero ellos y ellas ya saben quiénes son. También a los que me acompañaron durante el Viaje, a las chicas de la Organización de Viajes FC Barcelona, al taxista que me llevó y me recogió en el Hotel, a la camarera del Riviera que me traía los cafés uno tras otro sin que se enfriará el anterior, al camarero de la Estación de Valencia que, con la cola que tenía, me hizo el café antes que a nadie, y especialmente a mi Jefe. Él ya sabe por qué.

También a todos aquellos que me habéis hecho llegar las fotos que ilustran este post… sobre todo a los que tuvisteis la paciencia de desplazaros a estaciones, digamos singulares, para poder tomar una mejor imagen del tren.  Sin mencionar a los que renunciasteis a horas de sueño… ¡¡¡que ya os vale, también!!!

Por último a dos “colectivos”: a la afición del Barça por la lección de civismo que han dado, incluso en los momentos más tristes de los últimos años (no se puede ganar siempre, que si no, no jugaría nadie contra nosotros), y a los responsables de la organización de Renfe. Quizás no sea habitual, pero en esta ocasión me siento orgulloso de mi Empresa, de cómo han gestionado el evento, de cómo lo han organizado, y de cómo ha salido todo. Las felicitaciones que recibimos mis compañeros y yo a la llegada a Barcelona, deben servir para, primero hacerlas extensibles a todos y todas las compañeras de Adif y Renfe que han participado, y también como aliciente para continuar por el buen camino… del ferrocarril.

Gracias a tod@s!!!


PD. Os dejo unos enlaces de fotografías realizadas por aficionados al ferrocarril en diferentes puntos del trayecto. Muchas gracias también a todos ellos... y, ¡¡¡qué valor teneis, tíos!!!