miércoles, 30 de noviembre de 2011

La Salut no es un negocio, Sr. Conseller Ruiz


Si alguien se entretiene en buscar el significado de la palabra “Salut” (salud) en el Diccionari de la Llengua Catalana, 2ª edició del Institut d’Estudis Catalans, encontrará en la 4ª acepción del término la siguiente definición: Estat de gràcia espiritual, el fet d’escapar de la mort eterna. (…) El diable és enemic de la nostra salut” (1)
Bien. No soy sospechoso de ser mínimamente creyente, es más, me declaro total y radicalmente agnóstico, pero cuando esta mañana he leído los planteamientos del Conseller de Salut, Sr. Boí Ruiz refiriéndose al futuro de nuestra Sanidad Pública, me hace replantearme, según la citada definición, si realmente existe o no “el diablo” y, de existir, si este es realmente el único enemigo de “nuestra salud”

Vamos al asunto. Dice el Conseller: "Seríamos partidarios deuna póliza básica de obligado seguro para aquellos que tienen un determinadonivel de renta", es decir, qué quienes tengan la capacidad económica que le dicte su conciencia deberá, obligatoriamente, contratar un seguro médico con alguna de las diferentes Mutuas Aseguradoras del País. Evidentemente este tipo de declaraciones se realiza en un marco tan adecuado como la Escuela de Negocios de ESADE, e imagino a todo aquel que relaciona los términos “negocio” y “salud” vitoreando y aplaudiendo al valiente Conseller.
Tras este extraordinario planteamiento del Conseller, La Agrupación Catalana de Establecimientos Sanitarios (ACES), ha tardado muy poco tiempo en emitir su exultante admiración por la valentía del citado, llegando al punto de empezar a repartirse el pastel: para los casos graves, trasplantes o cualquier tipo de cáncer, qué se haga cargo el Estado, y para el resto de enfermedades, ya estarían ellos.
Bien, si algo no se les puede negar es valentía a la hora de posicionarse. En cualquier otra situación, en lugar de valentía le diríamos desfachatez y desvergüenza, pero, como estamos en crisis… tenemos que soportar las ocurrencias de estos tipos.

Sé que algunos de los que dedicáis tiempo a leer este blog tenéis ideas más o menos próximas a los planteamientos del Conseller, pero voy a intentar, con todos los errores posibles debido a la premura del tiempo, sintetizar que significaría para la sociedad la plasmación en papel del planteamiento de este miembro del “Govern dels Millors”.

Primero. La obligación de contratar un Seguro Médico privado significa una intromisión del Gobierno en los derechos individuales de los ciudadanos.
Segundo. Corresponde al Estado, y en este caso al Govern de Catalunya, organizar y tutelar la salud pública a través de medidas preventivas y de las prestaciones y servicios necesarios. Según establece la actual Constitución.
Tercero. Todos los trabajadores y trabajadoras, con independencia del nivel de renta, sustentan a través de sus impuestos parte del sistema sanitario. Por tanto, la obligatoriedad de contratar el citado seguro privado supondría una duplicidad de esta aportación.
Cuarto. Lo qué hoy entendemos por “Sanidad pública” se convertiría en un sistema de salud residual al que tendrían acceso únicamente los y las ciudadanas de menor poder adquisitivo, con la consiguiente disminución de las prestaciones y, sobre todo, de la calidad de las mismas.
Quinto. Esta obligatoriedad supondría un aumento significativo de las necesidades de los establecimientos sanitarios privados, los cuales deberían acudir a la contratación de más profesionales provenientes de la Sanidad Pública.
Sexto. Al no existir ningún tipo de regulación ni control sobre los establecimientos sanitarios, estos podrían exigir el pago de primas sobrevaloradas, anteponiendo las cuentas de resultados, cómo empresas privadas que son, al derecho a la asistencia sanitaria de los ciudadanos y ciudadanas.
Séptimo. Y más importante si cabe, fragmentaría el principio constitucional de igualdad entre los hombres y mujeres del País, ya que un Gobierno democrático sería, por primera vez, el promotor de la discriminación entre ciudadanos y ciudadanas por razones económicas.

Hay “cosas” con las que no se puede jugar. Por muy diablo que seas. Y esta es una de ellas. Los ciudadanos y ciudadanas de este País tenemos derecho a una sanidad pública, gratuita y de calidad. Este es el espíritu y el legado que nos dejó Ernest Lluch, y como "herederos políticos" de este, los gobernantes de hoy deberían mostrar, sí no un poco de inteligencia, sí un poco más de sentido común y de sentido de Estado.

La salud no es un negocio. No se puede convertir un Derecho en una obligación mercantil. Y menos aún promover con unos planteamientos pseudodemocráticos la discriminación social por razones de renta o de capacidad adquisitiva.

Estoy seguro que esta brillante idea no se verá reflejada en una realidad próxima, pero llegado el caso, ¿qué será lo próximo?, ¿obligarnos a pagar por la educación obligatoria de nuestros hijos?, ¿a viajar por autopistas?, ¿obligarnos a contratar un Plan de Pensiones?, ¿un seguro de desempleo?, ¿qué será lo próximo?

Sr. Conseller, permítame la osadía de darle un consejo. Ya qué es usted tan valiente ante los estudiantes de negocios, sea igual de valiente en el Consell de Govern. Aumente a los que están/estamos en esa franja de “rentas” un par de puntos el IRPF. Con esto contribuimos todos de forma solidaria al mantenimiento de los servicios esenciales colectivos y no deben ustedes estar realizando planteamientos que no hacen más que contentar al sector privado e inocular el desasosiego entre los y las ciudadanas.
Bastante tenemos con la que está cayendo para que encima tengan ustedes que estar “inventando” planteamientos en vez de “acudir” a los impuestos de los que pueden/podemos contribuir más.

Pero, claro, en este País está mal visto y hablar de impuestos no da votos, ¿verdad?


(1) "Estado de gracia espiritual, el hecho de escapar de la muerte eterna, (...) El diablo es enemigo de nuestra salud"